Si lo que buscas es un rostro perfecto y uniforme, sin manchas, acné o texturas diferentes, la base es la mejor amiga que tu maquillaje puede tener.
Con esta gran herramienta, tu cutis parecerá como la de un bebé. Sin embargo, para conseguir buenos resultados, este efecto debe ser logrado de forma natural, sin capas y capas del producto que te dejarán sin expresión y destrozarán tu aspecto.
Lo primero que debes hacer es elegir la base adecuada para ti. ¿Cómo hacerlo? Probándola antes de comprar, así de sencillo.
En la tienda, elija al menos dos tonalidades que creas más cercanos al color natural de tu piel. Haga una faja fina en tu rostro con el producto, justo debajo de las témporas.
Elija la base más parecida a tu piel. Si estas en duda, elija la que sea ligeramente más clara, ya que después que seca, la base tiende a oscurecer.
Para aplicar la base tienes dos opciones, esparcirla con un pincel o esponja. Antes de saber cuál es el más adecuado para ti, es necesario definir la sabe que será aplicada.
Si es una base en polvo, mejor utilizar la esponja. Si tu base es HD, liquida o cremosa, sin dudas, el pincel es mejor opción.
¿Cómo aplicarla? Sea tu piel clara, morena o negra, es importante crear puntos de luz que son hechos con una base de tonalidad más clara que tu piel y pincelada en zonas específicos, como en la zona T.
Primero, esparce esta base más clara en la frente, nariz y mentón. Termina de uniformizar la piel en las extremidades del rostro con la base de tu tonalidad.
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